Hola bloggers!!
Empezamos la última semana de las leyendas urbanas trasladándonos a un mundo al que muchos les gustaría trasladarse. Hoy, nuestra entrega del día, va dedicada al mundo de los videojuegos en general y al querido y adorable E.T. en particular.
Una de las primeras leyendas urbanas de esta industria, y quizá la más conocida, es la relativa a las copias no vendidas del famoso E.T. de Atari 2600. Ya sabéis que el famoso videojuego oficial de la película de Spielberg fue uno de los mayores fracasos de la industria, por lo que una buena cantidad de las copias fabricadas se quedaron en los almacenes de Atari recogiendo polvo. O no.
Es una de las leyendas urbanas con más repercusión del mundo de los videojuegos porque todo el mundo ha oído hablar alguna vez sobre el entierro de esos cartuchos.
Volviendo a esa imagen, resulta que la realidad, parece ser, no dista mucho de ella. Vayamos por partes. Al principio de los ochenta fueron unos años terriblemente complicados para Atari.
La videoconsola Atari 2600 VCS ya llevaba unos años en el mercado y empezaba a quedarse un poco atrás con respecto a las más nuevas como Colecovision o Intellivision. La mayoría de sus mejores programadores habían salido por piernas de Atari y algunos crearon su propia compañía, como es el caso de Activision. La propia Activision supuso una fuerte competencia elaborando sus propios cartuchos de juegos, la mayoría técnicamente superiores a los creados por la misma Atari. También habían perdido la exclusiva del juego con más éxito del momento, Donkey Kong se iba para la consola de Coleco. Si a ello le sumamos una sobresaturación en el mercado, la caída en picado se acercaba peligrosamente.
Y llegó E.T. La famosa película de Spielberg estaba arrasando por todo el mundo cuando Atari decidió que debía hacerse con los derechos para sacar un juego sobre la misma. Se calcula que la compra de los derechos le costó a Atari unos 25 millones de dólares, y si vemos el resultado del juego, así a ojo, la producción del mismo no debía subir a más de 500 dólares. El primer problema empieza cuando la adquisición de los derechos de la película se cierra a mediados de octubre de 1982, porque la idea de Atari es sacar el juego para el jugoso mercado de Navidad. Eso daba un margen de unas cinco semanas para la creación del juego. Le dieron la feliz noticia a Howard Scott Warshaw un programador en nómina de Atari que aún hoy, más de 30 años después de los hechos, se lamenta del poco tiempo disponible que tuvo.
El resultado fue el que fue, un desastre. Frustrante y prácticamente injugable, ya que nuestro querido E.T. no hacía más que caer en unas fosas de donde era dificilísimo salir, sólo para volver a caer en otra segundos después. En un mercado sobresaturado de juegos, la gente ya empezaba a tener cierto criterio y se podían leer análisis en revistas que no auguraban nada bueno. Las consecuencias fueron demoledoras; Atari se encontró con casi 5 millones de cartuchos devueltos que no los quería nadie. El caso es que ya tenían otros 5 millones de cartuchos de Pacman que tampoco podían colocar. Diez millones de cartuchos que no puedes colocar de ninguna de las maneras es un lastre que debían solucionar de algún modo. No era la primera vez que Atari destruía cartuchos de juegos. Se rumorea que ya en su almacén de Sunnyvale en California habían tenido que tomar antes está drástica decisión. En cualquier caso, catorce camiones de gran tonelaje partieron de la planta de Atari en El Paso, Texas, hacia Nuevo Méjico. E.T. puso fin a su miserable existencia en un vertedero de Alamogordo, donde por si fuera poco, unas apisonadoras plancharon los cartuchos antes de que fueran cubiertos de cemento. Parece que esta teoría está bastante bien demostrada, aunque no todo el mundo esté de acuerdo.
Como veis, cuando E.T. decía una y otra vez su famosa frase de “mi casa” seguro que no se refería a Nuevo Méjico.
Me despido de todos vosotros hasta la próxima entrega
Adiooooooooooooooooooooos!!
Prof. TMZ
Extraído de http://www.frikeandotv.com/leyendas-urbanas-en-los-videojuegos-parte-i/
Una de las primeras leyendas urbanas de esta industria, y quizá la más conocida, es la relativa a las copias no vendidas del famoso E.T. de Atari 2600. Ya sabéis que el famoso videojuego oficial de la película de Spielberg fue uno de los mayores fracasos de la industria, por lo que una buena cantidad de las copias fabricadas se quedaron en los almacenes de Atari recogiendo polvo. O no.
Es una de las leyendas urbanas con más repercusión del mundo de los videojuegos porque todo el mundo ha oído hablar alguna vez sobre el entierro de esos cartuchos.
Volviendo a esa imagen, resulta que la realidad, parece ser, no dista mucho de ella. Vayamos por partes. Al principio de los ochenta fueron unos años terriblemente complicados para Atari.
La videoconsola Atari 2600 VCS ya llevaba unos años en el mercado y empezaba a quedarse un poco atrás con respecto a las más nuevas como Colecovision o Intellivision. La mayoría de sus mejores programadores habían salido por piernas de Atari y algunos crearon su propia compañía, como es el caso de Activision. La propia Activision supuso una fuerte competencia elaborando sus propios cartuchos de juegos, la mayoría técnicamente superiores a los creados por la misma Atari. También habían perdido la exclusiva del juego con más éxito del momento, Donkey Kong se iba para la consola de Coleco. Si a ello le sumamos una sobresaturación en el mercado, la caída en picado se acercaba peligrosamente.
Y llegó E.T. La famosa película de Spielberg estaba arrasando por todo el mundo cuando Atari decidió que debía hacerse con los derechos para sacar un juego sobre la misma. Se calcula que la compra de los derechos le costó a Atari unos 25 millones de dólares, y si vemos el resultado del juego, así a ojo, la producción del mismo no debía subir a más de 500 dólares. El primer problema empieza cuando la adquisición de los derechos de la película se cierra a mediados de octubre de 1982, porque la idea de Atari es sacar el juego para el jugoso mercado de Navidad. Eso daba un margen de unas cinco semanas para la creación del juego. Le dieron la feliz noticia a Howard Scott Warshaw un programador en nómina de Atari que aún hoy, más de 30 años después de los hechos, se lamenta del poco tiempo disponible que tuvo.
El resultado fue el que fue, un desastre. Frustrante y prácticamente injugable, ya que nuestro querido E.T. no hacía más que caer en unas fosas de donde era dificilísimo salir, sólo para volver a caer en otra segundos después. En un mercado sobresaturado de juegos, la gente ya empezaba a tener cierto criterio y se podían leer análisis en revistas que no auguraban nada bueno. Las consecuencias fueron demoledoras; Atari se encontró con casi 5 millones de cartuchos devueltos que no los quería nadie. El caso es que ya tenían otros 5 millones de cartuchos de Pacman que tampoco podían colocar. Diez millones de cartuchos que no puedes colocar de ninguna de las maneras es un lastre que debían solucionar de algún modo. No era la primera vez que Atari destruía cartuchos de juegos. Se rumorea que ya en su almacén de Sunnyvale en California habían tenido que tomar antes está drástica decisión. En cualquier caso, catorce camiones de gran tonelaje partieron de la planta de Atari en El Paso, Texas, hacia Nuevo Méjico. E.T. puso fin a su miserable existencia en un vertedero de Alamogordo, donde por si fuera poco, unas apisonadoras plancharon los cartuchos antes de que fueran cubiertos de cemento. Parece que esta teoría está bastante bien demostrada, aunque no todo el mundo esté de acuerdo.
Como veis, cuando E.T. decía una y otra vez su famosa frase de “mi casa” seguro que no se refería a Nuevo Méjico.
Me despido de todos vosotros hasta la próxima entrega
Adiooooooooooooooooooooos!!
Prof. TMZ
Extraído de http://www.frikeandotv.com/leyendas-urbanas-en-los-videojuegos-parte-i/
No hay comentarios:
Publicar un comentario